El proyecto Equilátero se ha vestido de novia!!!

El pasado lunes 9 de febrero, después de la proyección y debate del filme cubano “Vestido de novia” —en la sala de cine del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana— Marilyn Solaya (directora de la cinta) recibió el premio “Rehilete de cristal”; iniciativa del Proyecto Equilátero para reconocer la obra audiovisual cubana (estrenada en 2014), que hiciera mayores aportes a la discusión de temas relacionados con la Diversidad Cultu11ral.

Compartieron la noticia varios actores del filme presentes también en la sala, como Luis Alberto García, Laura de la Uz y Kiriam, además de Julio César González Pagés (asesor del filme en los temas de género). Fueron evaluados para obtener este galardón otros materiales de factura nacional como los documentales Reembarque de Gloria Rolando, Canción de Barrio de Alejandro Ramírez y Máscaras de Lázaro. G. González, Para mestizar (video-clip de Eme Alfonso) dirigido por Joseph Ross, y el largometraje de ficción Fátima o el parque de la fraternidad de Jorge Perugorría, títulos que serán programados en el espacio de Equilátero en los próximos meses.

A propósito de la creación de dicho premio, Rubens Riol (autor y promotor del mencionado cineclub universitario), señaló: “En el año 2014 el cine cubano apostó por la diversidad cultural en sus múltiples aristas. ¡Eso, definitivamente, había que celebrarlo!”

El modesto trofeo confeccionado en la técnica del vitral por la artista independiente Irena Martínez Rodríguez, respeta la identidad visual del Proyecto Equilátero, cuyo diseño integral ha estado a cargo de Darwin Fornés. De ahí que la estatuilla recree la figura de un rehilete, pretendido símbolo de equidad, progreso y lucha constante por la justicia social; así como discretas alusiones al celuloide (soporte casi en extinción), pero que nos remite siempre —aunque con fuerza nostálgica— al universo del cine.

En la presentación inicial del filme Rubens Riol y Marilyn Solaya estuvieron de acuerdo en dedicar la decimoctava edición del proyecto a los enamorados en la víspera del 14 de febrero, puesto que Vestido de novia es —a pesar de todo— una historia de amor.

El debate transcurrió durante casi dos horas después de la proyección de la película. Algunas preguntas de rigor y otras provocaciones fueron hechas por Riol para facilitar el diálogo entre los artistas y el público. El actor Luis Alberto García comentó acerca de lo que significa ser hombre en Cuba, mientras Julio César González Pagés explicaba las consecuencias de la presión social en un contexto, que obliga al sujeto a suscribir la identidad del macho-varón-masculino.

Por su parte, Kiriam, trans cubana que se interpreta a sí misma en la cinta, agradeció a “todos, todas y todes, porque existen aquellos que se sienten hombres y mujeres, pero hay otros tantos, muchísimos, que no se identifican con una cosa ni la otra, y todos, independientemente, de su orientación de género son seres humanos con derecho a existir, por tanto, deben ser considerados por igual”.

Al calor de la discusión sobre la(s) identidad(es), que alcanzan a ser infinitas, una de las asistentes al evento situada entre el público, habló de las iniciativas de un bufete de abogadas y abogados en La Víbora, que ha conseguido legalizar el cambio de nombre en el carné de identidad, para que los trans puedan llevar su nombre de mujer y no tengan que hacerse fotos de varón a los efectos de este trámite. A propósito, Marilyn Solaya puso como ejemplo, la historia de vida una mujer que a la edad de 68 años, en plena jubilación, solicitó su reasignación de sexo, por no querer seguir viviendo en el cuerpo equivocado.

Laura de la Uz, compartió algunas meditaciones sobre la maternidad al tiempo que estableciera una interesante analogía con la boda, ese sueño generalizado de querer vestirse de blanco, que solo responde a “una imagen edulcorada que le venden a los niños y niñas, pero en cuanto termina la fiesta, el marido pone a la mujer a lavar, cocinar y planchar”. Esa es la misma impresión que comparte Rosa Elena con Sissi en el filme, cuando se cuestiona, “¿esto es así?” “¿esto es lo que le pasará a todas las mujeres?” (…) “No fue para esto que yo luché tanto en mi vida”.

En esta misma línea del debate ofrecieron sus respectivas opiniones dos representantes del grupo feminista-lésbico “Las crudas”, quienes hicieron algunas distinciones entre machismo, hembrismo, feminismo, hablaron de inclusión social y reclamaron una mayor diversidad racial en la composición de los personajes.

Esta edición de Equilátero logró su principal objetivo, animar a la polémica en torno al primer largometraje de ficción cubano —hecho por una mujer— que trata de manera frontal los conflictos de la transexualidad, además de otros temas como la intolerancia, la violencia y la doble moral; y reconocer el trabajo de este grupo de artistas de primer nivel por su trabajo honesto y comprometido.

Allí quedó grabado otra vez el slogan del proyecto “No existen los OTROS, sino NOSOTROS”, en su afán de visibilizar la voz de las minorías a través del séptimo arte y productos del cine comunitario, indígena, femenino, de los afrodescendientes y la comunidad LGTB; en otra apuesta por sensibilizar al público respecto a la comprensión de la diferencia cultural de cualquier índole.

En esta ocasión, el proyecto Equilátero (Cine-debate por la diversidad cultural) —que estará cumpliendo su segundo aniversario el próximo mes de marzo— se ha vestido de novia y entregó, por primera vez, su premio “Rehilete de cristal” a una película cubana que lo merecía.

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